10/9/11

Las rarezas de los escritores

Un buen día una persona que quería inscribirse en nuestro Club de literatura rellena el impreso. Cuando termina se acerca al mostrador y entrega el papel completamente en blanco.
Ante el estupor de la bibliotecaria, el señor contesta:
- Es que es mi boli favorito y se ha quedado sin tinta!
Y allí estaba nuestra bibliotecaria al más puro estilo Poirot, pasando un lápiz sobre lo marcado para descubrir los datos del futuro escritor (que ya apuntaba maneras con estas rarezas)

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